Lleva un registro de tus sueños, tus objetivos y tus momentos de lucidez.

Lleva un registro de tus sueños, tus objetivos o tus momentos de lucidez. Ésta es una de las cosas en las que más fallo. Reconozco la importancia de formular por escrito mis objetivos, de describir al detalle lo que espero conseguir, porque está claro que si sé exactamente lo quiero me será más fácil conseguirlo. Pero a veces me encuentro con una lista de objetivos que confeccioné hace unos años y me deprime comprobar, no ya que no he cumplido la mayoría de mis sueños, sino que muchos de los objetivos que aparecen en esa lista ya ni los comparto hoy día. Si las cosas importantes cambian con los años, ¿para qué molestarnos en escribirlas? ¿Y por qué realizarlas? Eso sí es un claro ejemplo de pensamiento negativo. Hay una buena razón para apuntar los objetivos, llevar un registro de sueños o un álbum de fotos de lo que deseamos conseguir. Hay una buena razón para apuntarlo todo. A parte de constituir una buena manera de luchar contra la mente dispersa, llevar un registro sirve para no olvidar los momentos de genialidad. Hay veces que vemos la luz, que tenemos una revelación y vislumbramos una parte de la verdad (sé que me pongo esotérico, pero ya sabes a lo que me refiero). Son momentos fugaces. Si no atrapamos esa idea genial al vuelo, o esa comprensión de nuestra vida, nuestro mundo o el motivo por el que estamos aquí, puede que jamás volvamos a cruzar nuestros pasos con ese pensamiento en particular. Hay que atrapar esos momentos de extrema claridad y registrarlos, porque esos pensamientos claros son los que pueden transformarnos de seres humanos corrientes en seres humanos excepcionales. ¿Ejemplo de momento de lucidez? Quizá ahora mismo acabes de descubrir que una de las razones fundamentales por la que no has obtenido todo lo que deseas es que es difícil mantener ese nivel de conciencia por largos periodos de tiempo. Quizá... te convenga apuntar eso. 

Milos Benson Brais