Destaca y arriesga

Actitud. La actitud lo es todo. Puede que en la actualidad el trabajo que desempeñas no te guste, no te complete, no cumpla tus espectativas. Puede que cada día te cueste más levantarte para ir a trabajar, que llegues tarde, que interiormente estés deseando darle un motivo a tu jefe para que te despida y acabar de una vez por todas con ese martirio. Es posible que te dediques a lo que se dedicaba tu padre o tu madre, o que heredaras un negocio con el que nunca te has sentido identificado. Lo más probable es que si encontraras otro trabajo más acorde con lo que esperas que sea tu vida serías más feliz. Y quizá debas hacerlo. Pero antes de dar ese paso, dos cosas: Planifica, y cambia tu actitud hacia tu actual empleo. Haz un pacto contigo mismo. Un pacto de, por ejemplo, tres meses. Quizá el cambio de empleo te favorezca, pero quizá solo sea una solución a corto plazo y dentro de un año te sientas con tu nuevo empleo igual que con el antiguo. Quizá tu trabajo actual no sea el problema. Quizá necesites un cambio de actitud, no de trabajo. Durante los próximos tres meses no cambies de trabajo, cambia tu manera de hacer las cosas en ese trabajo. Es un pacto de tres meses, puedes comprometerte durante noventa días contigo mismo. Durante esos noventa días arriesga, cambia lo que no sirva y trata de destacar. Pon toda la carne en el asador, llega si es preciso una hora antes y vete a casa dos horas después. Que el resto de tus compañeros (si es que en tu trabajo los tienes) crean que te han metido un cartucho de dinamita por el culo. No has de ser mejor que el resto, has de ser el puto amo (hablando mal y pronto). Créeme, no te será complicado destacar, hoy en día casi nadie da palo al agua. Si transcurrido el plazo no estás más agusto en tu trabajo, si no has ascendido, si no cobras más, si no sientes que era culpa tuya, abandona y busca algo mejor. Pero antes de eso, descubre hasta qué punto tu infelicidad... puede ser cosa tuya. Y para hacerlo, destaca y arriesga.

Milos Benson Brais